miércoles, 28 de febrero de 2018

PEnSADILLAS MUY PERSONALES










SEÑORAS y SEÑORES



El hombre es un animal que habla.

La persona es un hombre que escucha.

La lengua existe en el habla.

La persona mejor en silencio.

“Yo digo” es personal.

“Se dice” es impersonal.

La lengua es de la gente: de todos y de nadie.

La lengua no es el diálogo.

No hay diálogo entre lenguas, lo hay solo entre personas.

Traducir es pasar de una a otra lengua, para que se entiendan las personas.

Pero no basta con hablar la misma lengua para que se entiendan los hombres

Los hombres se entienden hablando; es decir, dialogando.

El diálogo es la palabra cabal.

Tu palabra es lo que tu dices.

La persona que tiene palabra, es un hombre.

El que no escucha a nadie, es un bruto.

La palabra es como el pan que se comparte, compañero.

El hombre no vive solo de pan.

Y menos de “buenas palabras”.

“Con su pan se lo coma”, es una maldición.

“Usted gusta”, es una invitación.

Conversar y convivir es compartir el pan y la palabra.

Morir es lo que nos pasa a todos y a cada uno.

La muerte no se comparte: no se muere en general, se muere uno solo.

Desvivirse es vivir a tope con otros y para otros.

No hay Yo sin Tú , ni vosotros sin nosotros.

Hacer la vida es hacerla con otros: conversar y convivir hasta el último momento.

La lengua es como el cuerpo, y el espíritu como el aire que respiramos.

La razón es la palabra, y ésta nada si no se habla.

Se habla siempre en una lengua, pero dialogar es diferente.

El diálogo es la presencia del espíritu, su cuerpo: es la cera que arde con la llama que prende.

Y si no arde , sin luz ni calor, ¡menudo cirio!

La contaminación de la humanidad, el clima que nos mata, es la corrupción del habla y del espíritu que respiramos. 
 

Hay quien “celebra bodas consigo misma” (sic) y quienes van al matadero juntos sin enterarse detrás de un ganadero.


“Yo-ismo” es más de lo mismo, es ego-ísmo todo en castellano: una palabra que suena mejor para los que no saben latín y huele peor para los que conocen el castellano.


Entre un individualismo cerril que no se casa con nadie y un colectivismo gregario que tampoco, se pierde la humanidad que nos hace humanos.

El buen pastor solo existe en los evangelios, y a ese lo mataron.


La palabra se hace hombre cuando el hombre se hace persona. Cuando Tú y Yo somos nosotros:


Cuando el cirio arde

y la llama prende,

la luz y el calor,

a todos se extiende.




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