sábado, 16 de marzo de 2019

EN LA RED

ENREDADOS Y ENREDANDO 


            No es salir ni hacer camino al andar lo que hacen los turistas. Sino dar vueltas por caminos trillados como en la era. No es ir a casa: a la de todos, se entiende. Sino volver a la propia sin haber salido. No es abrirse. Es trasladarse como los caracoles con la casa encima. O más deprisa: disparados como balas perdidas, embalados. Sacando los cuernos apenas, tropezando a ciegas o atropellando a quienes cierran el paso. Viendo sólo lo que hay que ver: el escándalo. Sin mirar a los ojos, esa maravilla . Que lo suyo no es abrirse para abrazar, encontrarse y comprender a los otros.
           
             Esa forma de vida encerrada es insistir y en modo alguna existir. Es de hecho la negación de la humanidad que nos hace humanos, la renuncia del hombre a lo que debe ser todavía. Un mal rollo de la vida amortiguada y sepultada -ensimismada- que ya no está aquí para nadie. Y va por ahí perdida: sin encontrarse consigo al encontrarse con otros. Esta forma de vida irresponsable -impersonal- que se lleva en las ciudades se lleva también en los pueblos. La despoblación no es un problema meramente demográfico. Estar tumbado en el sofá frente al televisor o andar por ahí conectado sin encontrarse con nadie, pasa también en los pueblos. Es un hecho que delata el problema de la gente en general en nuestro mundo global.

           En la actualidad podemos hacer incluso turismo virtualmente sin movernos y estar en casa sin estar para nadie. De hecho vivimos enredados y enredando, despegados de la tierra o en la nube. Conectados más que presentes aquí, donde tenemos el cuerpo. Distraídos o abducidos del mundo de la vida, del mundo concreto que nos rodea en silencio sin decir nada cuando no estamos aquí como personas. Y por tanto abiertos y accesibles para otros. Sino en la higuera o andando por ahí perdidos Dios sabe donde pero no su hermano. Huyendo como Caín.
         
           El mundo de la vida humana, de la existencia, no es sólo un lugar habitado por las personas; que también, por supuesto. Ha sido y sigue siendo un orden establecido hasta cierto punto, asentado, firme y consentido, aceptado en principio, determinado. Es decir un mundo finito y definido frente al caos. Y en tal sentido ocupado por una comunidad. Pero esa comunidad humana no existe fuera de la historia. Ni el hombre como persona tampoco. Que hay mucho por hacer hasta llegar a la casa común: hasta ser todos juntos nosotros, la humanidad entera. Que ese es el destino y el sentido del camino: de la historia y de la vida. De tu vida y de la mía, compañero. De la nuestra.

           Y aquí y ahora - ese es el problema en la actual situación- vemos que se liquida la comunidad establecida o se disuelve, se evapora o se pierde andando por ahí en la nube de la comunicación permanente sin pasado ni futuro. Como una “eternidad efímera”, como dice M. Castells. De no caer por su propio peso en un agujero como tradición traicionada, muerta y enterrada con el pasado sin ningún futuro. En vez de caminar con un pie en tierra y otro en el aire, paso a paso, con determinación y como experiencia abierta en curso de verificación.

           Después de la comunidad tradicional la alternativa hoy no es la comunicación permanente sino la comunión que acontece poniendo al día la tradición sin salirse del camino. O lo que es lo mismo , poniendo el pasado al servicio de la esperanza y manteniendo viva la tradición. Que no es como el madero que lleva el río -siempre el mismo- sino más bien como el rio que nos lleva y va cambiando. No sin mojarnos, claro. Y tampoco sin cambiar y no hacer nada. Sin nadar y sacar la cabeza al menos, si no queremos ahogarnos. En vez de estar en la red enredando y enredados, detenidos y entretenidos sin hacer nada, el problema es hacer hoy con los otros lo que podemos y debemos: salir de un colectivismo patriotero que no va a ninguna parte y de una comunicación que a nada compromete si en eso se queda. Compartir el camino y la vianda, compañeros. La palabra cabal que es el diálogo, el mundo de la vida y la convivencia en este mundo: la existencia. Sin insistir en nada ni quedarse en casa, que no la hay para nadie todavía. Ni quedarse al margen o estar en las nubes. Sino en camino, al encuentro del otro y con todos los otros. Hasta llegar a ser todos personas humanas. Ese es el problema. O la tarta, que puede quedarse en tema o empanada si no pasamos del dicho al trecho. A la verdad que nace cuando se hace.

          Por mucha libertad que haya en este mundo - todos la tenemos toda para pensar y algunos incluso para escribir lo que pensamos- la gran mayoría tiene muy poca y así será mientras sea la igualdad escasa. Los menos serán más libres al ser “más iguales” que los otros. Aún así la perfección no está en la libertad y la igualdad, sino en la fraternidad. Sin ella la tarta de este mundo no pasará de ser una empanada. En cambio, con ella , sería para chuparse los dedos. La aspiración a la fraternidad universal nos orienta y nos pone en camino hasta llegar a casa. Cada paso en ese camino anticipa lo que debe ser todavía, es una prenda: una promesa y una experiencia abierta. Por ella y en ella nos encontramos , nos reconocemos y somos personas humanas del mismo barro en cuerpo presente, compañeros en camino a la misma casa: la Humanidad después de todo. Es lo mejor que podemos pensar. Pero del dicho al hecho....Pues eso.

 José Bada 13-3-2019.

miércoles, 6 de marzo de 2019

EL TEMA ES...



VERSO SUELTO

El uso de una la lengua delata la mentalidad de sus hablantes. Si apenas se dice en castellano problema y en su lugar decimos hoy el tema..., puede que ya no haya problemas bien porque la gente no los toma como tales si no tienen solución, como la muerte, y si la tienen tampoco porque se resuelven o todo pasa con el tiempo. O quizás porque el problema lo tiene la persona, que calla y apenas escucha, y el tema es....pues eso: lo que dice la gente sin mayor compromiso. Lo que antes preocupaba a personas responsables que se hacían cargo era un problema, y aquello de lo que hablan hoy los políticos demasiado no pasa de ser para ellos un tema. Lo mismo que para los ciudadanos cuando critican al gobierno.
Y si decimos evento en lugar de acto a todo lo que anotamos en la agenda, puede que sea porque asistimos a encuentros de “no te lo pierdas” y nos olvidamos de aquellos en los que se decide la historia.


PARA TODAS Y TODOS


EL DÍA DE LA MUJER


Compañera es la mujer y el hombre su compañero, tal para cual. Que no hay humanidad sin mutua relación entre ellas y ellos. El día ocho de marzo se celebra sin embargo el Día de la Mujer. ¿Por qué? Que yo sepa no hay otro semejante para los hombres. Lo que no deja de ser una discriminación “positiva” para ellas; es decir, un agravio comparativo y puede que la excepción para confirmar la regla: una licencia que podemos permitirnos los hombres. Como el orden establecido los carnavales y nosotros el día de Santa Águeda para que manden las mujeres.

Pero no es eso. No es eso lo que debería ser. Y para que no sea así, me declaro feminista sin dejar de ser un hombre y , sobre todo, una persona como ellas y con ellas. Ni más ni menos. ¿El Día de la Mujer ? Esa es también mi fiesta y mi bandera, mi cita y mi compromiso. Por lo menos hasta conseguir que todos los días sean iguales para todas las personas bajo un mismo sol de justicia sin discriminar a nadie por su género. ¿Que las mujeres son distintas? Por supuesto, no solo de los hombres en general sino entre sí como personas ¡Faltaría más! Pero todas las personas somos iguales -deberíamos ser realmente iguales- en derechos y en dignidad...
Bueno, bueno , bueno...... ¡eso es lo que pensaba! Pero ahora sé que también se celebra el Día gel Hombre desde hace años. Menos mal que todo está en la Red y uno, que duda de muchas cosas, le ha preguntado a Siri y ésta le ha informado como es debido: “El Día Internacional del Hombre se celebra el 19 de noviembre . Fue establecido en 1992 por Thomas Oaster , profesor en la Universidad de Missouri-Kansas , y popularizado desde 1999 cuando comienza a celebrarse en todo el mundo. La directora del Programa Mujeres y Cultura de la Paz de la UNESCO, Ingeborg Breines, apoyó esta iniciativa desde el principio y ya entonces consideró la celebración de ese DIH "una excelente idea que proporcionará un poco de equilibrio entre géneros"

No obstante, después de saber lo que ignoraba, no voy a borrar ni una sola palabra de lo que he escrito. Para mí el Día de la Mujer es el Día de las personas que se declaran feministas, sean mujeres o no. Como hombre que soy no siento la necesidad de celebrarlo un solo día, pero como persona que también necesito declararme feminista todos los días y celebrarlo al menos una vez al año con mis compañeros y compañeras. Eso es para mí una opción estratégica, quiero estar con ellas y por ellas: lo necesito porque ellas son la parte marginada de la humanidad. ¡No los hombres, por favor!

En el mundo de la vida, son ellas sin comparación las peor tratadas. En casa, las servidoras; en el trabajo, las peor pagadas, y las maltratadas muchas veces por los otros. La violencia machista es ya un escándalo en este país, una una vergüenza. ¿Hasta cuándo? ¡Basta ya! Sin ellas y contra ellas, los hombres no somos humanos. No somos personas. Y como personas somos iguales que las mujeres, ni más ni menos.

Ser feminista , como no me canso de repetir, no tiene nada que ver con ser afeminado o menos hombre. De la misma manera que no es más mujer la que se pasa, y menos aún la que reniega de su condición y se comporta como un marimacho. La dignidad humana no está en las partes, ni es eso el sexo bien entendido. Ni siquiera la belleza del cuerpo más hermoso depende de los atributos, siendo como es todo el cuerpo – integramente - la presencia humana. Como una palabra visible o símbolo del alma y del espíritu en el mundo, y el estuche de la joya más preciada: el amor que sale del corazón humano a imagen y semejanza del Amor. ¿No es ese el nombre de Dios? Eso dicen y eso creo. Eso espero y eso es lo que para todas las personas como para mí deseo.

José Bada
2-3-2019