jueves, 24 de septiembre de 2020

 


VERSO SUELTO


Un amigo me comenta que acaba de llamar por teléfono, y el teléfono no estaba disponible. Es decir, estaba desconectado, no el aparato -que también- sino la persona a la que llamó y ha dejado de ser atenta para él. No es la primera vez ni un caso aislado. Lo que se decía ya hace muchos años y yo mismo escuché siendo niño: “parientes y trastos viejos pocos y lejos”, parece hoy un mal consejo de Pero Grullo. Sobre todo si el pariente es además de un trasto que no sirve ya para nada, un viejo que requiera mucha atención. La mínima atención es escuchar, no basta con oír por supuesto. Pero aún eso, oír al menos de entrada se evita desconectando.

Es una pena. Aunque no se pague la culpa en metálico, lo que se pierde con eso no tiene precio. La sabiduría de la vida, lo que se aprende por experiencia, es la mejor herencia de los ancianos: del viejo el consejo. Pero hoy por desgracia, se confunde el valor con el precio, como dijo Machado, y lo que vale no son los buenos consejos que se dan gratis sino todo y solo lo que se cotiza bien en el mercado.


(Septiembre año 2020)

martes, 5 de mayo de 2020

VERSO SUELTO

    El estado de alarma que padecemos es un estado de excepción. No es normal quedarse en casa y salir por la ventana virtualmente. Ni siquiera es la vista, que no el abrazo, lo que se dice un encuentro. No hagamos de la necesidad una virtud, ni de la soledad - o del aislamiento impuesto- un paraíso. Esta situación solo es saludable para evitar un contagio, en absoluto para negarse a cualquier contacto. ¡Sólo nos faltaría que esta peste nos quitara hasta la esperanza de bajar un día a la calle, de pisar la tierra y de encontrarnos con otras personas! De comprendernos y abrazarnos, de bailar agarrados el baile de la vida que nos ha tocado. Que vivir cuerpo a cuerpo, dar la mano y coger la que se ofrece, arrimar el hombro, abrirse y no encerrarse eso es vivir a tope. Es convivir, una bendición. Y lo otro -vivir a solas- es hablando mal una “hostia”. Nada que ver con el pan que se comparte en la comunión, y todo con una la blasfemia. Lo peor que se puede decirle a uno es nada más y nada a menos que eso: “¡Con su pan se lo coma¡” Esta cuarentena solo vale la pena si al final viene la pascua. Que así sea.

6-5-2020


lunes, 27 de abril de 2020

EL BICHO



VERSO SUELTO

Abro la ventana y sale una mirada que se pierde en el horizonte sin ser correspondida. La calle está vacía , de todos modos yo no la piso. Recluido en casa entre libros que guardan silencio y ocupado éste por el saxo del vecino, vago sin encontrarme por el piso. Esto no es vivir. Ese bicho que nos mata es una corona de espinas. Un virus sin entrañas. Y lo peor -sin que tenga nada bueno- es que nos entierra en vida o nos encierra, que viene a ser lo mismo. Ya no se trata de guardar las distancias, que eso es respetar. Sino de aislar, de acabar con el afecto para que nada ni nadie te infecte o afecte. Pero el tacto es el sentido de la realidad, y acabar con el tacto es alejarse del mundo de la vida y de la vida en este mundo. O perder el tiempo virtualmente, sin aprovecharlo virtuosamente. Vivir aislado sin esperanza es entrar en un infierno sin salida. Creo y espero que no sea así para nadie.

8-4-2020



viernes, 24 de abril de 2020

ATENTAMENTE

ATENTAMENTE

         Se mira pero no se toca, esa es la consigna. O la advertencia, mejor dicho. Pero eso es tanto como pedir lo imposible, o la excepción que no la norma. Porque es el tacto, y no la vista, el sentido de la realidad. No se come con los ojos. No se muerde ni se besa con ellos, pero eso es lo de menos. Y poco lo que se salva si se pierde el amor que da la vida. Claro que lo uno: el respeto, no quita el afecto. Ni prohíbe el abrazo la comprensión.

miércoles, 12 de febrero de 2020

ATENCIÓN


VERSO SUELTO, PARA EL MIÉRCOLES 12 DE FEBRERO

Cuando uno habla, aunque sea por la radio, espera que le atiendan. Gracias por atenderme,amigos. Pero la atención que para mi como para todos vosotros deseo es la atención habitual que nos hace atentos. Nada más y nada menos. Una persona atenta escucha cuando le hablan, por supuesto. Atiende a todos y les escucha. No les oye como quien oye llover, ni se hace el despistado. Está aquí, donde tiene el cuerpo y no anda por ahí Dios sabe donde pero no su hermano. No huye como Caín, el fugitivo. No está en Babia ni anda por los cerros de Úbeda. Está aquí para lo que haga falta. Se comporta, vamos. Es un buen vecino, un buen amigo, un compañero, no un prójimo cualquiera sino cualquiera que se comporte atentamente si llega el caso. Alguien que se detiene y no pierde la ocasión de comportarse humanamente, una persona que se echa en falta después de haberla conocido. La atención es la ayuda que necesitamos todos a veces, y la que todos a veces podemos y debemos prestar.

martes, 21 de enero de 2020

¡ENTAVANT !




Recordar el pasado, ver el presente y avanzar hacia el futuro, eso es ex-istir: abrirse al otro y a todos los otros . Es salir con un pie en tierra y otro en el aire. Es caminar. No es estar ahí como una piedra de tropezar, que eso es un escándalo; ni crecer aquí como una planta, que eso es vegetar. Es acaso sembrar y en modo alguno comer hasta la simiente, recomerse o consumirse consumiendo, que eso es morir o acabar sin comenzar tan siquiera a vivir. No es estar de fijo aquí y ahora, enterrado. Es crecer acaso, pero no como las plantas en un lugar. Com la borraina al sol de Artesa. Que el camino no es lugar para quedarse y las plantas de los pies no tienen raices. Ala, entavant. Pa Nadal un pas de gall, i que sigue per a bé.



lunes, 20 de enero de 2020

No somos ecológicos


Verso suelto

No somos ecológicos. Las plantas de los pies no tienen raíces: no vivimos necesariamente en ningún territorio, ni hay una reserva específica para los humanos en ningún sitio. No estamos adaptados a ningún medio y podemos vivir en cualquiera siempre que lo hagamos habitable. En este sentido se ha dicho que los humanos somos animales inacabados. Y más que estar aquí, para nosotros vivir es existir. No insistir, que todo es camino y no hay en el camino lugar para quedarse. Y cuando digo todo, me refiero también a la cultura y al orden establecido. Vivimos en el tiempo y en la historia que hacemos más que en la casa en que paramos. Y Aunque tenemos que morir no nacemos para acabar, sino para comenzar. Y para eso hay que abrirse con los pies en tierra. No basta con abrir los ojos o mirar por la ventana. Se sale por la puerta y se avanza paso a paso con los otros compartiendo el pan y la palabra, el camino y la vianda. Sin sacar los cuernos ni quedarse dentro como los caracoles, que eso no es abrirse ni pisar la tierra: es arrastrase con la casa encima.
15-1-2020