EL BIEN COMÚN
Son exactamente las
cuatro y seis minutos de la mañana cuando esto escribo hoy, tres de
septiembre del año en curso. Estoy despierto, he tenido un sueño y
no puedo dormir. Es una utopía, no ha sucedido aún en ninguna
parte que yo sepa. !Aunque vete a saber! Lo que nunca ha pasado según
se dice, puede acontecer el día menos pensado en algún lugar.
Jesús de Nazaret nació en Belén,¡quien lo iba a decir! Lo dice
el Evangelio, la Buena Noticia para los creyentes.
El caso es que ahora
mismo estoy despierto. Hace unos minutos, a las cuatro en punto,
cuando aún estaba en la cama he oído en sueños que otros cantaban
en la calle una canción extraña. “Todo se puede todavía”, eso
me pareció escuchar. Y yo me he levantado -eso es cierto- de un
salto para poner por escrito la ocurrencia: “Vaya, vaya, ocho que
cantan y ocho que aún ven”. Escrito lo cual, vuelvo a mi
habitación aunque me temo que ya no pueda dormir.
He dormido no obstante
y a las ocho y media -mal-dormido- sigo con el tema resonando en
mis oídos la misma canción. Hay sueños de la noche que tenemos
mientras dormimos profundamente y otros que nos despiertan y no nos
dejan dormir. Los de la noche pasan y eso es todo, y los otros que
nos despiertan para vivir no nos dejan dormir. Esos , los del día,
nos dicen lo que puede ser todavía. Si queremos y lo vemos, claro.
Se refieren a los hechos que hacen historia, no a los “eventos”
que no te puedes perder sino a los hechos que debemos hacer. No a lo
que hace -por supuesto, naturalmente- la naturaleza que cumple a su
tiempo como dice el refrán: “...y los nabos en dviento”.
Vivir desde la libertad
y para la libertad responsable es la vida humana, que la otra es el
capricho o la libertad de las cabras que van a su bola o a su pienso.
Vivir desde la libertad humana es vivir para los otros y con los
otros, entre los otros y entrelazados -solidarios- en el mundo que
hacemos día a día apenas despertamos y abrimos los ojos.
La historia buena o
mala la hacemos los hombres, echar la culpa al diablo cuando es mala
no tiene sentido. Y dar gracias a Dios porque es buena es olvidar que
Dios, si la hace es porque también se hace hombre para hacerla con
nosotros y para nosotros. Eso es lo que creen los cristianos. Los que
siguen al Cristo, a quien dijo que Dios, su Padre, le había
abandonado. En cualquier caso la historia es humana o no lo es en
absoluto. Y para hacerla es menester ver con los ojos abiertos y los
pies en tierra. O mejor, con un pie en tierra y otro en el aire. Que
si bien todo es posible todavía, nunca se sabe a ciencia cierta lo
que será. El sentido del camino se presiente acaso y se adivina al
caminar, al hacer el camino hacia delante sin estar plantado o a
verlas venir. O en un presente sin pasado ni futuro, en la
“eternidad efímera” que dice M.Castells.
Ver con buenos ojos es
celebrar que todo es posible todavía. Actuar desde la libertad con
determinación es realizar lo que es posible. Actuar
responsablemente: ante los otros y para todos los otros, a corazón
abierto y mano tendida es hacer lo mejor que se puede hacer. Es
realizar el mejor de los sueños, la utopía que no es aún en ningún
lugar: el bien común, que no es lo que todos desean pero cada uno
sólo para sí. Sino el bien común que no es y puede ser todavía
para todos. Que así sea.