miércoles, 21 de marzo de 2018

FUERA DE LUGAR


LA DESPOBLACIÓN




Soy de un pueblo aragonés de la Franja de Orient o de Ponent según se mire. Pero no voy a hablar de mi pueblo, que en rigor de verdad ya no existe : no el pueblo en el que nací, que me lo han cambiado. Ni a escribir en mi lengua materna que sobrevive a pesar de todo en el lugar como “les borraines” o borrajas, para que me entiendan.Hoy no toca. El tema es la despoblación.

miércoles, 14 de marzo de 2018

CON DEFERENCIA




MÁS ALLÁ DE UN FEMINISMO NECESARIO

Tu que me escuchas seas hombre o mujer, qué más da, eres una persona. Como yo, ni más ni menos, que soy un hombre como cualquiera. Salvando las diferencias de género que son necesarias para la propagación de la especie humana, lo que nos distingue y nos sitúa en la historia es la humanidad que nos hace humanos y la dignidad que compartimos como personas. No es el sexo, sino eso es lo que nos iguala en dignidad a la vez que nos hace a cada quien único y diferente. Tú que me escuchas, seas hombre o mujer, igual que yo que te hablo. Esa igualdad y esa diferencia, esa justicia y esa deferencia , esa categoría y esa excelencia que nos distingue como personas, es muy distinta a la igualdad que hay en la naturaleza entre elementos o individuos de la misma especie vegetal o animal, sean lentejas o perros por ejemplo. Ser machista es malo. Ser feminista en un mundo que discrimina a las mujeres es un mal menor y necesario todavía, ¡faltaría más! Pero lo mejor es sin duda alguna ser personalista..... hasta que nada y nadie nos impida ser personas en la misma humanidad. Que ese es el destino, la casa común, y todo lo demás solo camino.


viernes, 9 de marzo de 2018

.....Y LAS MALAS HIERBAS


DULCE REVOLUCIÓN



Asistí recientemente a una charla seguida de un interesante coloquio en un invernadero de de Zaragoza sobre la “Dulce Revolución”. Una entidad sin ánimo de lucro creada en el año 2009 para promover la medicina tradicional y el consumo de hierbas medicinales y criticar sin complejos posibles abusos de la industria farmacéutica.

sábado, 3 de marzo de 2018

ESTÁ CORTADO


El camino del diálogo



Los hombres se entienden hablando … siempre que sean responsables; es decir, con tal que escuchen con atención y respondan con respeto a quien les habla. Que no basta con oír como quien oye llover, sin mojarse. Que entrar en diálogo es comprometerse con la palabra y en la palabra cabal - que no es tuya ni mía, sino de los dos y entre los dos- y lo demás apenas parlotear como los loros: repetir, pero no responder. O ponerse a silbar por hacer algo aunque sea para hacerse el distraído, y en todo caso distraerse sin escuchar dejando que el tiempo pase vacío.... hasta que deje de llover o de sembrar el otro. Pensando que - es un decir, pues no piensa quien a nadie escucha - con su pan se lo coma lo que dice el compañero, que tampoco lo es si come solo. Porque no hay pensamiento, ni palabra viva, ni diálogo, ni pan que se comparta, ni compañero, ni convivencia, ni humanidad, ni tierra habitada y cultivada, ni sentido.... cuando comemos – o se come, que eso es impersonal- cada uno hasta la simiente sin dejar del pasado ni el recuerdo y nada del presente para el futuro. O nos mordemos – que eso es una barbaridad- uno al otro como animales.



Amortizada la tradición viva – que se hace desde la responsabilidad – y depositada en el “depósito de una santa traición”, enterrada y sin salida, y liquidada la historia con lo mucho que queda por hacer, enrollados y encerrados – embalados - , sin nosotros, no hay conversación ni convivencia, nada que compartir ni modo de entenderse: ni medio ni remedio, queda el ruido acaso, el silbido de balas perdidas, y el escándalo mudo – terco y seco, duro: incapaz de escuchar- que cierra el paso a la palabra. Lo contrario del silencio que la acoge: la piedra que la rechaza y la mata callando. Eso es el desierto de la vida -que es convivencia y conversación- donde no queda del profeta ni la voz. El desierto sin agua ni pozo, sin la sed que la busca y la hace buena, ni tan siquiera con el murmullo de la música que la canta y la celebra. Por no hablar de la huella de la palabra que fue, de la letra, pues no queda de ella ni rastro.



Sin acorde y sin acuerdos, queda el ruido que sale de la garganta cuando la boca no muerde. Y si muerde, la barbarie que no sabe hablar y la fuerza bruta.... O el silencio del desierto sin voz ni profecía, sin pan ni compañía, sin agua ni simiente, ni tierra que se abra a la cosecha.... Solo queda el rencor intransitable y el corazón callado y encerrado como el MAR MUERTO que aleja a la humanidad de la tierra prometida. ¡Que el diálogo es el camino y el camino está cortado!