miércoles, 6 de abril de 2016

MÁS PENSADILLAS



SOBRE LA EDUCACIÓN


Es fácil hacer un hijo, difícil hacer un hombre y más aún hacerse hombre o mujer; esto es, una persona.




Lo primero es cosa de un instante para el hombre, seguido de nueve meses de embarazo para la mujer. Lo segundo cuesta a los padres muchos años. Y lo tercero, hacerse hombre o mujer, quiero decir una persona, cuesta a cada uno la vida entera.



Pero los costes no se miden solo por el tiempo, que el tiempo Dios lo da. Ni por el dinero, que también. Sino por la dedicación, que tiene un límite.



Aunque todo es nada si no hay amor. Pero el amor no se cobra ni se paga, es gratuito. Y no tiene medida.



Gratis se recibe y gratis se da. Es el colmo de la justicia, la excelencia de la persona y el exceso de la vida: el triunfo sobre la muerte y el egoísmo.



La persona educada sale de sí y se encuentra en nosotros.



El padre, la madre y el hijo, son tres en uno si son personas. Y uno para todos los otros, hasta que todos seamos nosotros.



Para eso se necesita no ya toda la vida sino toda la historia.



Lo contrario de la educación es dejar que pase el tiempo sin que pase nada, como si todo estuviera hecho al hacer un hijo.



Pero entonces con los años se envejece, y eso es todo y todo es nada.



Todos los niños al nacer tienen cara de viejos. Y en eso nos quedamos todos si pasan los años sin hacernos personas.

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