SOBRE EL DIÁLOGO
-Tomar las palabras al pie de la letra
es poner la razón al pie de los caballos.
-Eso no es dialogar, eso es enredar y
tirar del anzuelo.
-Por la boca muere el pez: que es quien traga
la palabra en vez de escucharla.
-La palabra que está solo escrita es letra muerta,
como el trigo en el granero que no alimenta a nadie.
-El diálogo que se enrolla, que da
vueltas sin ir hacia delante no tiene sentido: como el camino
trillado que no va a ninguna parte. No es diálogo.
-La palabra viva no repite curso. La
palabra muerta no dice nada, se para: que pasar sin reparar es dar
vueltas y trillar sin aventar.
-Y reparar es comenzar a pensar, es
leer e interpretar, y todo eso sí que es dialogar.
-Pensar es reflexionar, más no
reflexión completa y por tanto diálogo para entenderse consigo.
-Dialogar es pensar para entenderse con
otro que es la manera más adecuada de volver sobre sí mismo.
-Hablando se entienden los hombres:
mutuamente y consigo mismos, como tú y yo en relación: y entre nosotros.
-En el el diálogo consigo mismo, la
procesión va por dentro y el pensamiento discurre.
- El que discurre solo no comparte miaja, y al recordar se recome.
- El que discurre solo no comparte miaja, y al recordar se recome.
- En el diálogo con otros la procesión
se comparte , ¡y el pensamiento se manifiesta!
- El monólogo es tocar el bombo, ya sea
por dentro o en la plaza: nada que ver con la palabra cabal.
-Apenas la afirmación contundente y
fanática - individual o colectiva, unánime o desalmada - contra los
otros. Es puro ruido para matar el silencio, como pedrada a las
palomas.
-Nada que ver con la concordia , los
acuerdos y los acordes. Ni con el pan que se comparte, compañero. Y poco con el recuerdo que nos recome.
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