sábado, 9 de abril de 2016

UNA PERLA



 VI EL CIELO ABIERTO

Serían poco más de las nueve y media de la mañana  del día ocho de abril del año en curso cuando  iba por la calle de San Pablo caminando lentamente, arrastrando los pies y la cabeza baja sin mirar al suelo, no sé en qué pensaba. Sería en todo y en  nada, en la vida, supongo.


Y de pronto una mujer joven se detiene y me dice: “Señor lleva suelto el cordón del zapato, si se lo pisa  puede caerse,  ¿se lo ato?". Y me caí ...del caballo. Levanté  la cabeza y vi el cielo abierto, fue una gracia muy graciosa. Le hubiera dado un beso. Le sonreí   y le dije: "Muchas gracias, señora". Me sonrió, me até el zapato y llegué a casa rebosando de alegría como niño con zapatos nuevos y la esperanza renovada. Encuentros como éste ayudan a caminar a un viejo.




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