VERSO SUELTO
A
propósito de la Transición que fue y de la Transición que sigue
vigente en España después de 40 años, ha comenzado a emitirse
una serie en TVA par recordar lo que sucedió entonces no si
esfuerzo de los mayores y para celebrar juntos con los más jóvenes
la democracia en la que todos vivimos.
En
la primera entrega de esta serie televisada ayer, se relataba el
“Caso Favara” o del cura Wiberto Delso, a quien destituyó el
arzobispo Pedro Cantero -Procurador en Cortes, Consejero del Reino
y de la Regencia después de muerto Franco- consejero- alegando que
no podía aprobar “las ideas, las actitudes y el léxico” de ese
cura.
Este
caso fue solo un botón de muestra de la misma sotana; es decir, de
la misma iglesia entendida a la luz del Concilio del Vaticano II, que
entró en conflicto
con los
botones de Cantero y de una jerarquía establecida de la vieja
institución. Pero este caso de Wiberto o de Favara no hubiera
pasado de ser un esperpento como el Eccehomo de Borja - que también
fue noticia en todo el mundo- de no ser un gesto más serio y un
signo mucho más significativo en aquellas circunstancia de la
Transición.
Como es
sabido o debería saberse, el 66% de los candidatos en las
candidaturas de los partidos de la izquierda en España en las
lecciones generales constituyentes procedían de movimientos y
organizaciones de la Iglesia. De modo que se produjo un trasvase de
líderes de la Iglesia y para la Iglesia a los partidos de la
Izquierda y para la Izquierda. No para cristianizar o para hacer
apostolado , sino para hacer una España democrática y más justa.
Dichos políticos de origen cristiano aportaron sin duda mucha moral
poniendo a trabajar su esperanza en este mundo, en busca permanente
de otro mejor para todos y con todos.
La
Transición que fue no fue más que un paso en la Transición
permanente que para todos como para mí deseo. La historia, como la
vida. Es una experiencia abierta. ¡Buen camino, compañeros!
José Bada
31-10-2018
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