sábado, 6 de octubre de 2018

EL SENTIDO DE LA VIDA


¡ABRETE!

El ser humano no es una cosa que esté por ahí tirada como una a piedra, ni un vegetal que crezca aquí en su lugar naturalmente, ni un animal que se mueva por instinto según su especie y para que ésta sobreviva. La persona no está simplemente, ni está programada. Existe y hace su vida personalmente. La persona humana es un caminante que va siendo, que hace su a vida paso a paso en cada situación.
Esa vida no es un experimento de laboratorio que cualquiera pueda repetir: Todas las manzanas caen, ya las tire Newton o un frutero. En cambio la vida humana es una experiencia irrepetible, única y en curso de verificación: abierta como una pregunta. No es que no tenga respuesta ni sentido, pues nadie pregunta por lo que ignora en en absoluto. Pero tenemos que hacer dicha pregunta y esa es la prueba de que no tenemos aún la respuesta definitiva que buscamos.
Decimos que uno se abre cuando se va, y que otro se enrolla cuando habla demasiado y se queda solo. Un mal rollo es todo lo contrario de un diálogo abierto y una conversación franca entre compañeros libres y responsables que comparten el pan y la palabra, el camino y la convivencia. La vida humana es convivencia, y la convivencia es apertura. No hay yo sin Tú, ni nosotros sin vosotros. Ni humanidad que no aspire a un nosotros cada vez más amplio en el que quepamos todos reunidos delante del Otro de todos nosotros.
Pero abrirse no es propiamente hablar sobre la humanidad y la vida humana, y menos aún sobre Dios que ya se verá si es que lo hay para nosotros. Abrirse es vivir, y amar al prójimo como a uno mismo. Que obras son amores y no buenas razones. Y la verdad de la vida se sabe solo, se prueba y se gusta, se siente, tiene algún sentido y se consiente cuando se vive y no cuando se habla sobre ella. Cuando se escucha con el corazón abierto, con los brazos abiertos, con el alma, con todo el cuerpo, y cuando la vida misma expresa, dice y responde, interpreta lo que sentimos y somos afectiva y efectivamente en la existencia. Cuando vamos , compañeros, en buena compañía. Que el sentido de la vida se siente cuando se vive. Como la música cuando se interpreta. ¡Basta de rollos! Yo me callo. ¿Nos abrimos? Yo desde luego. Pero no antes de desear a quienes me escuchan que pongan música a lo que han oído.
















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