¡ABRETE!
El ser humano no es una cosa que esté por ahí tirada como una a
piedra, ni un vegetal que crezca aquí en su lugar naturalmente, ni
un animal que se mueva por instinto según su especie y para que ésta
sobreviva. La persona no está simplemente, ni está programada.
Existe y hace su vida personalmente. La persona humana es un
caminante que va siendo, que hace su a vida paso a paso en cada
situación.
Esa
vida no es un experimento de laboratorio que cualquiera pueda
repetir: Todas las manzanas caen, ya las tire Newton o un frutero.
En cambio la vida humana es una experiencia irrepetible, única y
en curso de verificación: abierta como una pregunta. No es que no
tenga respuesta ni sentido, pues nadie pregunta por lo que ignora en
en absoluto. Pero tenemos que hacer dicha pregunta y esa es la
prueba de que no tenemos aún la respuesta definitiva que buscamos.
Decimos
que uno se abre cuando se va, y que otro se enrolla cuando habla
demasiado y se queda solo. Un mal rollo es todo lo contrario de un
diálogo abierto y una conversación franca entre compañeros libres
y responsables que comparten el pan y la palabra, el camino y la
convivencia. La vida humana es convivencia, y la convivencia es
apertura. No hay yo sin Tú, ni nosotros sin vosotros. Ni humanidad
que no aspire a un nosotros cada vez más amplio en el que quepamos
todos reunidos delante del Otro de todos nosotros.
Pero
abrirse no es propiamente hablar sobre la humanidad y la vida
humana, y menos aún sobre Dios que ya se verá si es que lo hay
para nosotros. Abrirse es vivir, y amar al prójimo como a uno
mismo. Que obras son amores y no buenas razones. Y la verdad de la
vida se sabe solo, se prueba y se gusta, se siente, tiene algún
sentido y se consiente cuando se vive y no cuando se habla sobre
ella. Cuando se escucha con el corazón abierto, con los brazos
abiertos, con el alma, con todo el cuerpo, y cuando la vida misma
expresa, dice y responde, interpreta lo que sentimos y somos afectiva
y efectivamente en la existencia. Cuando vamos , compañeros, en
buena compañía. Que el sentido de la vida se siente cuando se
vive. Como la música cuando se interpreta. ¡Basta de rollos! Yo me
callo. ¿Nos abrimos? Yo desde luego. Pero no antes de desear a
quienes me escuchan que pongan música a lo que han oído.
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