VERSO SUELTO
Hacer el
amor tiene un precio. Si se paga el precio justo a quien se vende
no es una violación, ni siquiera un abuso de quien lo hace aunque
sea un mal uso por ambas partes. En cambio hacer el amor sin pagar
por ello, porque se puede, con una mujer indefensa que no está en
oferta no solo es injusto y algo más que un abuso: es una
violación. Espero que se castigue a esos machos embrutecidos de la
manada.
En los
pueblos se ven todavía los picaportes en forma de falo. El que
quiera entrar en una casa ha de llamar antes y esperar que le abran.
Es lo que tiene que hacer siempre un hombre con una mujer: no entrar
sin pedir permiso. Hacerlo por la fuerza, es una violación. Incluso
el esposo que tiene llave no debería usarla o hacer valer el
“débito conyugal” contra la voluntad de su esposa. En esa
relación lo que manda es el amor. No la ley o el derecho, que está
por debajo. Al amor se corresponde libremente. El amor no se paga, pero
es lo que más vale. Hace falta ser muy bruto para no saberlo.
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