RAZÓN Y FE
El principio de la filosofía es el
asombro, como dijo Aristóteles. Y también el final: la filosofía
nos deja con la boca abierta, sin decir nada.
Y con el corazón
abierto, para escuchar.... el Silencio.
Pero eso es lo que creo, y lo que
espero.
¿Es la pregunta después de todo lo
que podemos decir, una primera respuesta? ¿Por qué la abrimos si nadie nos
llama?
Una puerta sin camino no se abre, una
puerta que no se abre ya no es una puerta.
Un corazón abierto no descansa, y
está muerto si está encerrado.
Dijo San Agustín:“Nos hiciste,Señor, para ti,y nuestro corazón está inquieto,hasta que
descanse en ti”
La fe, esa fe [ No fe en la fe y ,
por tanto, en cualquier fe; porque eso es fanatismo, una locura de la fe que
se muerde la cola ] es de los más razonable [ Credo, Domine; adjuva
incredulitatem meam ].
La filosofía ,en cambio, sin ninguna fe es de
lo más absurdo.
No se cree para no pensar, ni se piensa para dejar de creer.
Credo ut intelligam, intelligo ut credam (San Anselmo)
La fe es un acto de confianza, más una práctica que una teoría.
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