¡Menudo cirio!
El cuerpo -tu
cuerpo- no es uno más en el espacio que está aquí entre los otros
cuerpos, aunque también. Ni como el alma que a veces no está para
nadie donde tiene el cuerpo y anda por ahí Dios sabe donde pero no
el hermano. El alma como el espíritu y las ideas, el pensamiento y
la conciencia no son como las cosas extensas en el espacio, ni es
por eso más grande la cabeza que más piensa o el corazón que más
quiere. Pero son, ¿o no? Todos lo sabemos y nadie en sus cabales
se atrevería a negarlo. Y sin embargo, el espíritu sin el cuerpo que
está aquí sería como el fuego y la luz sin la cera que arde: nada.
Así es la vida y así las personas, como el cirio que arde. No dos
cosas que se suman y son más que una; sino una realidad que es aquí
y a la vez el ser que la trasciende. O de otra manera: el cuerpo es
el símbolo del alma. No como una bandera que nos recuerda a la
patria y es poco más que un pañuelo. Sino el símbolo en el que
el alma se realiza: su presencia en carne mortal, y sin el cuerpo
nada. Por eso y en eso existimos y nos encontramos como personas: y
no solo estamos aquí como dos tarugos. ¿Te enteras? Pues eso, un
abrazo compañeros.
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