domingo, 8 de mayo de 2016

PENSADILLAS SOBRE LA FRATERNIDAD



EL CAMINO

Las plantas salen de la tierra: nacen y crecen, pero se quedan donde han nacido.


Los humanos no tenemos raíces, tenemos pies.



Las plantas de los pies no tienen lugar fijo.


El hombre que no se abre se enrolla, larga mucho y se pliega  como un ovillo que se encierra consigo mismo.


Esa manera de largar no es largarse, ni abrirse: solo es enrollarse.


Salir , lo que se dice salir, es salir de la propia piel: y dejarse la piel atrás como la serpiente. O los pelos en la gatera.


Salir de casa no es salir con la casa encima, como los caracoles.


Ni dar una vuelta como los turistas. Que eso  es una salida “virtual” con la cámara encima, para sacar fotos.



Los caracoles sacan solo los cuernos, y los turistas disparan las fotos.


Aquellos dejan la baba. Estos la pasta.


El camino no es lugar para quedarse, compañero.


Una casa sin puerta es una tumba, un camino sin casa es un absurdo.


En el camino está el peligro, y en el peligro la salvación.



La casa del hombre es Dios donde lo haya.


Y si lo hay es nuestro Padre, el Padre de todos los hombres.


Creer es esperar y esperar es caminar contra toda esperanza, a tumba abierta o a fondo perdido.


Con un pie en tierra y otro en el aire.



Es una apuesta por la fraternidad universal. 
 

Nadie es alguien si no lo es con los otros y para los otros.


El camino es largo: la libertad el principio, la igualdad en medio que es lo justo, y la fraternidad al al fin después de todo: la perfección.



¿Creemos en la fraternidad universal?



Supongo al vivir un principio de mi existencia que no comprendo y presumo un destino que desconozco.

Es como si sintiera  un principio y un fin que me rebasan y me pregunto si son lo mismo.


Sea lo que fuere si lo fuera, le llamaré MISTERIO que me abarca, que me comprende: ¿que me abraza?


Sea lo que fuere si lo fuera, supongo y presumo que el MISTERIO no sería para sí a su vez una pregunta abierta que presume ni una respuesta presuntamente cerrada. Sino pura presencia de sí consigo, sin principio ni fin.


¿Por qué entonces le llamo misterio? Misterio significo “encerrado”


Si le llamo Misterio es porque yo soy “profano”, que se dice en relación a lo “sagrado” o “separado”, que es el “fanum” de suyo abierto y para mi en cambio alejado.

 Como el camino y la casa: si el misterio es la casa, yo solo soy el camino abierto como pregunta hasta llegar a casa si hay para mi respuesta.


El misterio es un abismo que trasciende mi intimidad, eso supongo, y más allá de mi mismo – de la ex-sistencia que no insiste en sí misma- el sentido que trasciende mi finitud y el colmo de la pregunta que soy o voy siendo paso a paso: el exceso.


Sin el abismo que supongo,el camino hacia dentro terminaría en un agujero: en “un cul de sac”, sin salida. Mientras que la salida hacia fuera, la apertura del camino llegaría al cabo de la calle: a la plaza, sin el destino que presumo y sin respuesta ,qué le vamos a hacer.


Ensimismarse sin decir ni mú o abrirse para quedarse solo con la boca abierta, ya sea caer en un agujero o llegar al cabo de la calle, es quedarse en la pregunta sin sentido alguno. O cerrarla sin ton ni son.


Mantenerla abierta con otros, con todos, y seguir hablando con ellos, entenderse, compartir el pan y la palabra, la vianda y el camino, es desplazarse hasta llegar a casa.


Mientras tanto en el camino no hay lugar para quedarse y el otro, que va conmigo un compañero, anticipo quizás de la morada o de la casa común si la hay para nosotros. 
 

Entretanto nosotros vamos. Que Dios, si lo hay, es el que viene.

Se dice que Dios  ha muerto. Si los hermanos se encuentran, puede que la Humanidad encuentre al Padre que dan por muerto.

La HUMANIDAD se llama NOSOTROS.










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