viernes, 24 de abril de 2020

ATENTAMENTE

ATENTAMENTE

         Se mira pero no se toca, esa es la consigna. O la advertencia, mejor dicho. Pero eso es tanto como pedir lo imposible, o la excepción que no la norma. Porque es el tacto, y no la vista, el sentido de la realidad. No se come con los ojos. No se muerde ni se besa con ellos, pero eso es lo de menos. Y poco lo que se salva si se pierde el amor que da la vida. Claro que lo uno: el respeto, no quita el afecto. Ni prohíbe el abrazo la comprensión.



Una persona atenta, que comprende y respeta, puede ser afectuosa siempre y cuando mire por el bien de la persona amada. Guardar las distancias, no es necesariamente guardarse del otro ni curarse en salud. Puede ser una conducta egoísta que no va a ninguna parte, en la que uno se cierra y se entierra en un agujero sin salida. Vivir es convivir, compartir el pan y la palabra con otras personas. Y el camino que va a casa, a la de todos los compañeros y compañeras.

El estado de alarma que padecemos es un estado de excepción. No es normal quedarse en casa y salir por la ventana virtualmente. Ni virtuoso si no es por necesidad. Ni saludable si solo se hace para evitar el contacto y el contagio. Solo faltaría que la peste nos quitara la esperanza de bajar a la calle, de pisar la tierra y encontrarnos con los otros. De comprendernos y abrazarnos, de bailar agarrados el baile de la vida que nos ha tocado. Vivir cuerpo a cuerpo, dar la mano y coger la que se ofrece, abrirse y no encerrarse eso es vivir a tope. Es convivir, es una bendición. Y lo otro -vivir a solas- hablando mal es una hostia. Y una blasfemia, una maldición, decirle a uno “con su pan se lo coma”.

Eso es lo que pienso. Y lo que digo y escribo, para que no quede en una paja mental. Que eso sería onanismo. Buen provecho, compañeras y compañeros que hasta aquí habéis llegado.
Muchas gracias por vuestra atención.


          José R. Bada
          2-4-2020

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