De izquierda a derecha: El alcalde de Favara, P. Domenech ; los ponentes
Joan Carrera S.J. y Juan Calos Monedero, con el moderador del debate y autor de este artículo
publicado en El Periódico de Aragón
¿POPULISMO PROGRESISTA?
El
pasado sábado se celebró en Favara el VI Foro de Debate de la
Asociación Wirberto Delso. Para quienes no sepan quién fue
Wirberto, les diré que un cura obrero de mi pueblo que se hizo casi
tan famoso en aquel tiempo antes de la Transición, como llegaría a
serlo después de ella en éste ya posmoderno una vecina de Borja por
restaurar una imagen del “Eccehomo” otrora venerado en el
lugar y ahora visitado por turistas. Casi tan famoso, digo, pero
con méritos desiguales y motivos muy distintos.
Wirberto se las
hubo con un un reto en absoluto estético sino ético y político
que le llevó a enfrentarse con el ordinario que era a la sazón
arzobispo de Zaragoza, procurador en en Cortes y miembro del
Consejo del Reino y sería después de la muerte de Franco nada menos
que uno de los tres del Consejo de Regencia. La asociación que
lleva su nombre, el de Wirberto, reúne a viejos compañeros que le
recuerdan y algunos jóvenes que han oído hablar de él. La misma
que organiza por estas fechas un foro de debate sobre problemas de
actualidad, que en la última edición ha sido la creciente
desigualdad social en el mundo - el abismo entre ricos y pobres - y
las otras que se producen humillando y rechazando a los otros que no
pertenecen al grupo. La injusticia y la intolerancia son la causa de
una situación donde cada quien va a lo suyo y nadie apenas al bien
común. Eso es lo que parece o lo que pareció ser al menos la
opinión compartida entre los numerosos asistentes al foro en el que
me tocó la difícil tarea de moderar el debate después de la
exposición de sendas ponencias.
La
primera fue presentada por el jesuita Joan Carrera, licenciado en
medicina y doctor en teología, del Centro de Estudios que publica
periódicamente los cuadernos de Cristianisme i Justicia. Y
la segunda por Juan Carlos Monedero. No es mi intención ni viene
al caso reseñar aquí el contenido de ambas. Solo diré que entre
una y otra hubo una coincidencia en algunos puntos que considero
importantes: la profundidad de la crisis en que estamos metidos o el
abismo que se abre entre unos pocos y el resto de los humanos; la
complejidad de la situación que aumenta al confluir las diferencias
culturales en en un espacio sin fronteras impermeables; y , por
último y no obstante, un mismo clima dominante sobre el pueblo
en todas partes alienado. Reducidos a un individualismo feroz y
convencidos de que nada podemos hacer ni vale la pena para cuatro
días que vivimos, cada quien huye de la historia y sobrevive
mientras puede en su agujero. El sistema se reproduce en los
individuos convertidos en mercancía, como todo, y clientes que la
consumen: neo-liberales que no lo saben ni contestan, en un mundo
donde la gratuidad no cuenta y la gente confunde valor y precio como
dijo Machado del necio.
Monedero
apeló, en este contexto, a la conciencia y a los buenos
sentimientos, al corazón. Y Joan Carrera a los valores, a una ética
mínima fundada en valores de hecho universalmente admitidos en
todas las comunidades históricas o proclamados al menos. Ambos me
parecieron aproximarse entre sí y al pueblo en general apelando más
al sentimiento consentido que a la razón común. Y solo desde este
punto de vista me parecieron populistas, mas atentos a salvar la
diversidad cultural sin menoscabo del sentido comunitario que al
patriotismo constitucional o humanista de una sociedad moderna. El
ecumenismo insinuado entre los seres vivos me sonó entonces como
un ecologismo de fondo que, al poner al hombre en la naturaleza,
apelaba más a la compasión que a la responsabilidad específica de
cuidarla.
Sea
lo que fuere de mi interpretación, posiblemente sesgada,
sintiéndome uno de tantos en la misma sala y con la venia de todos
los asistentes, hice una pegunta a Monedero sobre el populismo.
Quien me respondió amablemente que hay uno conservador y otro
progresista. Que una cosa es el de Trump y otra muy distinta el
suyo o el de Podemos. Que la apelación a la razón humana y al
consenso, al diálogo o palabra con la que los hombres se entienden
hablando no mueve a la gente. Que se necesita poner pasión y
sentimiento en las palabras, que la pura razón es fría. Y pensé,
al llegar a casa que debo estar dispuesto a caminar con todos....sin
dejarme llevar por nadie. Que la Verdad nadie la tiene y mi verdad
está en camino como la tuya, compañero. Que donde acaba la
certeza del camino hecho para bien o para mal, se levanta el pie
del camino por hacer. Y a eso le llamo fe o confianza, algo muy
personal que podemos compartir como el pan las personas. Y cuando no
se comparte se endurece y se convierte en una maldición. Ni más ni
menos que dejarse llevar unos, la ovejas, o vivir de ellas los
pastores. ¿Populismo progresista? No, gracias. Con su pan se lo
coma quien lo ofrece.
José
Bada
19-12-2016
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