¡QUE APROBECHE!
No me gustan
las lentejas, pero si no hay otra cosa... Tampoco me gusta Rajoy,
pero estoy preparado a tragarme el sapo esta tarde cuando se
abstengan los socialistas en su investidura. ¡Qué remedio! Lo que
no haré es ir a la plaza de España de Zaragoza para remedar y
secundar la iniciativa de Rodea el Congreso que a la misma hora
tendrá lugar en Madrid.
Nacido en
aquel tiempo deplorable cuando las lentejas de come y calla eran el
pan de cada día y la boca servía solo para comer esa miseria y
decir amen, no voy renunciar al mal menor de un sistema, la
democracia, donde cuentan los votos cuando los hombres no se
entienden hablando.
Una mayoría
que grite en la calle no es mejor ni peor que un parlamento donde los
unos no escuchan a los otros. La libertad de pensamiento y su
ejercido en la plaza y en el parlamento, el diálogo entre personas
razonables que quieran entenderse y antepongan el sentido común y
la razón a los intereses particulares, es lo mejor que para todos
como para mi deseo. Por eso he luchado y lucharé mientras viva.
Mientras tanto estoy dispuesto a tragarme un sapo y los que hagan
falta antes de llegar a las manos. ¿Ustedes gustan? Bon profit
a tothom, de totes formes.
Los romanos
llamaban idiotas a quienes se desentendían de la política. Pero hoy
muchos políticos se pasan de listos. Entre unos y otros, “entre
poc i massa està la bona mesura”: los buenos
ciudadanos que eligen bien a buenos parlamentarios.
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