La
soledad se ha convertido en una peste que se propaga por ahí en
todo el mundo.
En los pueblos era distinto, pero hoy en día se
despueblan culturalmente y sus habitantes sin moverse del lugar son
también urbanitas que no están para nadie de Pascuas a Ramos. Y
cuando están , en Semana Santa -es un decir- salen a tocar el bombo
para que se vea que también existen. Cada vez tenemos más
contactos y menos amigos, apenas los vecinos se conocen de vista y la
comunicación es más virtual que humana y virtuosa en cuerpo presente. Un abrazo por
cabeza y día es quizás lo que nos toca, aunque el reparto es
desigual y a los viejos - que somos más - nos toca cada vez menos.
Gracias por escucharme. Un abrazo.
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