Reconozcamos
que no todo fue perfecto en la
Transición, ni trigo limpio. Pero
después -y en especial a partir
de mediados de los ochenta -se produjo
en los partidos una evolución a
la baja y una selección perversa de los que harían de la política su
profesión. Estos supervivientes y
“supersedentes” en el sillón,
más fieles a la devoción que a la
obligación que comporta el cargo político, son “profesionales” cuya antigüedad se reconoce y se premia por otros dignatarios
de mayor rango y no menor antigüedad en
la empresa u organización del Estado.
¿No
hemos leído recientemente en los periódicos que el Gobierno
de Aragón ha homenajeado a los
nueve alcaldes más
veteranos de este país después de 1979? Pues eso y en eso es en lo
que estoy pensando, pero que nadie se
confunda: que no es en ellos
personalmente, pues no los conozco y por
tanto en absoluto quiero juzgarlos. Al
contrario, lamento sinceramente que
sean otros de sobra conocidos
desde hace tiempo y desde la máxima autoridad que ostentan aquí, en Aragón, los que
hayan expuesto a la vergüenza púbica
como presuntos “profesionales” y
representantes típicos de una clase
política desprestigiada y venida a
menos en todas las encuestas. Si ese es
el mérito, el único mérito por el que se homenajea a dichos
alcaldes, la Presidenta del Gobierno, la Sra. Rudi, y el Sr.Biel, que no lo es menos, deberían
saber que la antigüedad en la política
es hoy más bien un desprestigio y una sospecha en cualquier caso. Y que el bastón de mando honorífico con el que
les han galardonado en el marco
incomparable de un banco de Zaragoza no
es más que la caña del Eccehomo de Borja, un escarnio y un esperpento que ha puesto otra vez en el
mapa a esta tierra de nuestros pecados
donde no faltan virtudes que
brillan no obstante por su ausencia
en el gran teatro del mundo y en la así llamada ”sociedad civil” que
tampoco se entera.
Que se premie la antigüedad de unos alcaldes solo por eso, es tan absurdo como criticar a
todos los políticos solo por ser políticos. Pues no todos son iguales. No es la representación lo que importa en la política sino el servicio
público a la sociedad y a los ciudadanos. En eso deberíamos pensar los
electores cuando elegimos a los
gobernantes y criticamos a los políticos. Sin prejuicios y con mucha responsabilidad
.
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