PRESENTACIÓN
DE LA AGUADORA *
Después de
peripecias que no voy a contar, se presenta La Aguadora aquí, en el
parque de San Pablo, con estas palabras:
PARA QUE EL
AGUA NO FALTE
A TODO EL QUE
TENGA SED
NI SE AHOGUE
EN LA ABUNDANCIA
EL QUE NO
SEPA BEBER,
SOY AGUA Y
SED DE JUSTICIA
HUMANA SOY
Y MUJER :
SOY LA SED
QUE TRAE EL AGUA
Y EL GUA QUE
DA MAS SED.
No
sé qué hubiera sido de ella de haberse levantado Gran Scala, quien
sabe si hubiera encontrado trabajo en Los Monegros aunque no lo creo.
El agua es vida y la aguadora es como la sed que va a por agua y el
agua que da más sed, es la mujer que va y viene, que no para. Pero
una estatua -y eso es todo lo que tenemos aquí de momento- está en
paro de suyo y no dice nada si nadie le presta atención.
No
obstante si está aquí y no en el desierto es para que se diga lo
que hay que decir de la mujer, de la sed, del agua, de la vida, de
la convivencia, de lo que a unos les sobra y a otros les falta y de
la igualdad de todas las mujeres del mundo que son iguales como todos
los hombres.
El
lugar donde se encuentra, el "arco del Sarrial", fue
durante siglos el indicado para abastecer a Zaragoza de agua potable.
Se salía de la ciudad desde el barrio de San Pablo por la calle
Aguadores y el Postígo del Ebro y se accedía al río por la
"baxada" del arco. En un edicto del Concejo de Zaragoza de
1506 se dice: "que ninguno sea ossado de echar inmundicias ni
cosas malas en el dicho río ni sean osadas de lavar d'agua del río
sino d'allá del puent de piedra". Por la misma razón, a
finales del siglo XV los curtidores se establecieron aguas abajo: en
las Tenerías. Las vecinas del barrio de San Pablo iban a por agua al
Sarrial con uno o dos cántaros para llenar la tinaja de casa, y a
lavar la ropa sucia con los baldes en la cabeza aguas abajo como
estaba mandado. Los azacanes acarreaban el agua con los burros, en
los argados, y el Concejo les obligaba a guardar en sus casas la
última carga del día por si hacía falta para apagar un incendio.
Un
monumento recoge la memoria del lugar y la interpreta, es decir, la
representa y actualiza. Es como la fita que realza el paraje,
congrega el espacio y lo convierte en paisaje, y como la cita que
convoca a los paisanos. ¿Qué hace un monumento como éste en ese
lugar ? De momento es bronce que no suena sobre una piedra seca de
Calatorao.
Esperamos
que la aguadora dé que hablar en este contexto y algo más si le
dan trabajo los vecinos, los que viven aquí vengan de donde vengan,
del África o de Los Monegros, a buscarse la vida y, por supuesto,
los que nacieron en esta ciudad que son los menos. Deseamos que los
vecinos del barrio y los ciudadanos de Zaragoza, sin excluir a
nadie, hagan de la estatua una aguadora
virtual: que lleve agua a los que
tienen sed y sed de justicia a los que se ahogan en la abundancia.
Creemos que se pueden enviar remesas de valores intangibles desde
aquí a donde haga falta y a la inversa, de comunidad a comunidad. A
una población envejecida le falta esperanza y gente joven, y a una
población joven oportunidades y experiencia, ya me entienden. Por
tanto deseamos que no falte la sed a los que ya tienen agua, ni agua
a los que sobra la sed.
La
Aguadora es una buena idea que los promotores confían, encomiendan,
a quienes la apoyaron desde el principio y , en especial, a la
Asociación de Vecinos Juan de Lanuza-Casco Viejo muy activa en el
barrio, a la de Inmigrantes Senegaleses y a las dos parroquias de
San Pablo y del Portillo. Aunque a todos nos concierne la
convivencia y la integración social aquí, entre nosotros, y por
tanto la de los otros y con todos los otros."Aquí" no es
solo este lugar, es el lugar de la responsabilidad y la única manera
que tenemos los humanos de estar en el mundo. "Aquí" es
para ellos allí, y "allí" es para nosotros aquí. El que
no está en su lugar, aquí, no está para nadie: está por ahí, en
Babia o en la higuera, no está en el mundo y aunque viaje mucho anda
siempre por los cerros de Úbeda.
Este mundo
mundial se perfila como una red de pueblos y ciudades, de comunidades
aquí, que hay que anudar entre sí. Necesitamos urgentemente una
sociedad civil mundial, un mundo de ciudadanos cosmopolitas, capaces
de echar la misma red sobre toda la tierra- insegura como un océano-
si se quiere asegurar la supervivencia y el futuro de todos sus
habitantes.
La
Aguadora, que es ya una fita alzada en este lugar, podría ser con la
participación imprescindible de los ciudadanos una cita anual y una
convocatoria permanente. Esperamos que no suceda lo imposible: que
la Aguadora tenga que fundir su cuerpo en moneda para salvar el alma,
que no está en venta, y acabe solo en un gesto. Ojalá nos reunamos
todos otra vez a celebrar aquí la fiesta de la Aguadora para
San Juan, la primera, porque habrá que instituirla como buena
costumbre en Zaragoza, aquí, en el corazón de esta tierra donde el
agua es el Ebro y sabemos lo que es la sed: también la sed de
justicia, y nunca se ha negado a nadie un vaso de agua. Si
Pignatelli nos dejó junto al Canal una fuente para los incrédulos,
¿por qué no dejar nosotros aquí, junto al río, una aguadora para
los sedientos? Solo necesitamos creer que otro mundo es posible. Que
Dios lo quiera. ¡Ua xa Aláh!
José Bada
Zaragoza
22 de Marzo
de 2011
* Pronunciado en la inauguración del monumento. A los dos años la Aguadora sigue en paro.
Me alegro de verte por aquí. Ya te iré leyendo!
ResponderEliminarGracias, Lola. Estoy aprendiendo, mi sobrino Victor me dice cómo hacer para responder a los comentarios. Tendré en cuenta los que me hagas, por supuesto. Un abrazo.
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